Hacer una novela gráfica

Primero, hay dos posturas respecto a lo que es una novela gráfica. Desde un punto de vista autoral, es algo similar a una novela literaria: una obra ficcional extensa, que permite un desarrollo minucioso de personajes y argumentos. Desde un punto de vista editorial, es más un asunto de formato. Si tiene más de 100 páginas, es novela gráfica, pues muchas editoriales venden compilaciones de historietas cortas o de tiras cómicas bajo ese término.
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Primero, hay dos posturas respecto a lo que es una novela gráfica. Desde un punto de vista autoral, es algo similar a una novela literaria: una obra ficcional extensa, que permite un desarrollo minucioso de personajes y argumentos. Desde un punto de vista editorial, es más un asunto de formato. Si tiene más de 100 páginas, es novela gráfica, pues muchas editoriales venden compilaciones de historietas cortas o de tiras cómicas bajo ese término.

El término, aunque lo propuso un autor (Will Eisner) ha sido una herramienta valiosa en el mundo editorial para insertar obras de cómics en espacios que gozaban de mayor prestigio que las comiquerías y los quioscos, como librerías, concursos literarios y fondos de fomento. También ha servido como un medio de liberación para aquellos a quienes les daba vergüenza decir que leían cómics.

Como autor, yo encaro el trabajo de hacer una novela gráfica como lo primero, algo que toma unos cuantos años para desarrollarse y que, cuando se inicia, no se sabe la forma que tendrá. Es lo opuesto a lo que pasa cuando se hace historietas cortas, generalmente apuntando todos los elementos a un clímax argumental, con una idea clara de la forma final de la obra.

Rafaela Rada (dibujante) y Corven Icenail (guionista) son una pareja prolífica de historietistas que se enorgullecen de sacar una novela gráfica al año. Sus obras tienen temáticas diversas y se venden muy bien, pero no podrían considerarse novelas gráficas porque no tienen la extensión necesaria para desarrollar, como se dijo, personajes y argumentos complejos. Tal vez podríamos asociarlos más con el formato álbum europeo, que consiste en obras ficcionales de historieta de 48 a 64 páginas, que tienen en su estructura mucho en común con un cuento literario largo.

En Bolivia lo más cercano que tenemos a una novela gráfica es Periférica Blvd. (2014), una adaptación de la novela de Adolfo Cárdenas realizada por un equipo algo numeroso (y muy prestigioso) de autores: Susana Villegas, Álvaro Ruilova, Oscar Zalles, con la colaboración de Mariana Ruiz y Marco Tóxico.  Es extenso en páginas y tiene un trabajo arduo de dibujo y color, pero tal vez lo que le falta para ser una novela gráfica es una impronta autoral. La personalidad que tiene la obra original se pierde por muchas malas decisiones, como por ejemplo el haber sacrificado el lenguaje particular original de sus personajes en los diálogos de la versión en cómic, tal vez por una decisión de los editores para hacer un producto más legible. 

Encarar una novela gráfica es un reto gigante. También es un presupuesto enorme, pero seguramente habrán editoriales dispuestas a invertir en ello si un autor aparece, al fin, con lo que sería la primera novela gráfica boliviana. 

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